"Notre-Dame, el corazón del corazón de París, tesoro de la Isla de la Cité, acaba de pasar por el episodio más terrible de su historia. Este drama deja sin voz y toca todas las sensibilidades, todas las miradas, más allá de los territorios y las culturas. También nos recuerda a todos como la arquitectura, como toda creación, es frágil.
Nos prueba de manera trágica qué tanto la preservación de la riqueza
construida, huella tangible de saberes milenarios, donde quiera que se
encuentre, resulta indispensable. Esta herida incandescente revela
también la dimensión emocional que puede aportar la arquitectura, su
valor cultural universal, su fuerza simbólica única, su mito alimentado por
las artes, la literatura, la íntima geografía de cada uno. Notre Dame
es un lugar singular en el corazón de un sitio excepcional, la Isla de
la Cité, un territorio por sí misma, de Lutecia al Gran París. Es una
gran emoción para los arquitectos que, cotidianamente, construyen y
reconstruyen la historia de la arquitectura. Habiendo estudiado desde el
2015 la Isla de la Cité en el marco del encargo de proyecto que se me
había confiado, en colaboración con Philippe Belaval, Presidente del
Centro de Monumentos Nacionales, me encuentro especialmente conmovido.
Habíamos erigido esta “isla monumento”, inscrita en la lista del
Patrimonio mundial de la humanidad por la UNESCO, como un lugar de
investigación y de experimentación inédito y abierto a todos. La
reconstrucción de Notre Dame será una obra delicada y la pérdida
irreparable de la estructura medieval del techo, “el bosque”, no debe
descorazonarnos. El patrimonio hoy es una superposición de épocas, casi
cada siglo habrá dejado su marca sobre la catedral. “Cada ola de tiempo
sobrepone su aluvión.”(1) Habrá que reconstruir sin desnaturalizar su
sustancia patrimonial, y eso nos empuja a revisar nuestra relación con
el patrimonio y a creer en su capacidad de resistir. Habrá que hacer
revivir a Notre Dame para protegerla mejor, posar sobre ella una mirada
que lleve a una visión del porvenir, que pueda trascender la simple
restitución, con la belleza. Habrá, en fin, que utilizar la energía
única de ese lugar para devolverle una presencia aun más fuerte, una
resonancia más amplia, transformarlo en otra cosa, amplificarlo y
sublimarlo. El porvenir de este monumento y de este sito constituye un
reto único. Para que Notre Dame y su isla encarnen de nuevo el corazón
palpitante de una ciudad que hoy es una metrópolis. Un reto
particularmente fascinante."
Dominique Perrault,
Arquitecto, Académico de Bellas Artes,
16/04/2019
1 Victor Hugo, Notre-Dame de París (1831)
«Cada ola de tiempo
sobrepone su aluvión, cada raza deja su capa sobre el monumento, cada
individuo aporta su piedra. Así hacen los castores, así las abejas, así
hacen los hombres. El gran símbolo de la arquitectura, Babel, es una
colmena.»
imagen: Le Corbusier, Paysage parisien imaginaire, 1917.
Saber más del proyecto "Misión Isla de la Cité": aquí