Implosión de la percepción
Se trata de propulsar el espectador
en el espacio coreográfico. Rompiendo la pantalla llamada “telón” en el teatro
y “pantalla” en el cine, se crea una visión “más allá del espejo”, fragmentada
en varias pantallas móviles manipuladas por los bailarines.
Estos movimientos de pantallas a
escala humana, como píxeles gigantes de imágenes digitales, descomponen y
recomponen la percepción. De esa manera el espectador puede seguir, en el mismo
campo visual, el movimiento del espectador, su imagen filmada por detrás
proyectada sobre su pantalla en movimiento, el conjunto filmado por encima y
proyectado sobre la pantalla de otro bailarín.
No se sabe si se sigue una
coreografía vista de frente, vista de perfil, vista por encima. No se sabe cuál
es la realidad física del movimiento. El espectador asiste a la implosión de
las percepciones visuales, auditivas que desfragmentan definitivamente la
escenografía del espectáculo que podría llamarse también arquitectura.
Es un trabajo jovial y jubilatorio
que, como un instrumento de óptica, descompone la luz y el movimiento como se
corta un material sólido en placas, en rodajas, en pedazos, en trozos…
¡La noción de “cité radieuse” al fin
existe!
No está controlada por una geometría
neurótica, sino por la producción de irradiación de sonidos, de luces y de
imágenes, que vuelven radiantes a aquellos que irradia.
Dominique Perrault
Mayo del 2005