La
exposición está organizada en cuatro temáticas. Las dos primeras presentan el
objeto arquitectónico y su inscripción en un territorio, lo que marcó la pauta
del desarrollo urbano que se conoce hoy en día. La tercera temática subraya el
vacío emblemático que el arquitecto ubicó en el centro del proyecto, el jardín,
creación inédita de un verdadero fragmento de bosque a unos cuantos metros del río
Sena. La última sección de la exposición profundiza en los detalles del diseño
interior y del mobiliario, realizados especialmente para el proyecto.
Presentados por primera vez, los principales documentos provienen de los
archivos de Dominique Perrault. Algunas piezas pertenecen a colecciones
públicas del Centro Pompidou y del FRAC Centre.
Un recorrido libre
Haciendo
eco a la arquitectura del edificio y a su mobiliario, la escenografía guía el
visitante en un recorrido libre e inmersivo. Revela el volumen de la galería 2
sin necesidad de partición alguna y deja visibles las columnas que crean un
ritmo en el espacio. La escenografía se apoya en los elementos arquitectónicos
de la Biblioteca y organiza en secuencias los 750m2 disponibles en cuatro
alvéolos que corresponden a las secciones temáticas del recorrido de
exposición, delimitadas por rollos de malla metálica. Esta malla es un elemento
emblemático de la arquitectura de la BnF; en la escenografía es de aluminio,
mientras que en el edificio es en acero inoxidable. Cinco rollos de malla, de
14x4 metros, están suspendidos a 2,20m por encima del nivel del suelo. Dejan la
galería abierta, sin ningún tabique de separación, fraccionan el espacio y permiten
la entrada de la luz en un juego de transparencia.
80 sillas
de la Biblioteca están repartidas por toda el área de la exposición. Algunas
han sido realizadas en su versión original, en madera, mientras que otras han
sido fabricadas en su nueva versión, en madera y metal, que será a largo plazo
el único modelo que será utilizado en las salas de la BnF. Dispuestas de manera
aleatoria en el espacio, estas sillas forman una especie de capa freática en
toda la superficie. El visitante es libre de sentarse en ellas para descubrir
los videos.
Una visita inmersiva
Cuatro
pantallas de 6.85 x 4 metros están colocadas en cada alvéolo, en el centro del
espacio. Dimensionadas según la escala del sitio, estas pueden ser vistas de
los dos lados y contribuyen al efecto de inmersión. Las películas temáticas
proyectadas, dirigidas por Richard Copans, invitan al visitante a aprehender la
monumentalidad de la BnF, su inscripción en el territorio, la magnitud del jardín,
así como los elementos de su mobiliario. Relatos visuales sin palabras,
presentan imágenes inéditas y espectaculares del edificio, imágenes captadas
por un dron desde el jardín o sobrevolando los alrededores. La luz proyectada
por las pantallas se refleja en las mallas y crea un ambiente especial, hecho
de variaciones de luz y de transparencia. El claroscuro y el ambiente sonoro
minimalista refuerzan la inmersión del visitante en el espacio y en la historia
del edificio.
Una deambulación documental
Una serie
de vitrinas de madera, iluminadas por encima, está dispuesta en el espacio.
Cada una presenta diversos documentos y objetos, así como una selección de
videos cortos para ser vistos individualmente, con la ayuda de audífonos. Una
superficie en el muro lateral ilustra igualmente cada sección temática, a
través de documentos gráficos inéditos. De esta forma, la primera secuencia,
dedicada al objeto arquitectónico, permite descubrir croquis, dibujos de
estudios y láminas presentadas en el concurso internacional de arquitectura de
1989.